No hay nada mejor
| 4 setembre 2013El 23 de agosto fue mi cumpleaños, por fin mis dieciséis tan esperados. Ese día estaba en Murcia de vacaciones y lo celebré allí con la familia y mis amigos tazoneros, Tazona se llama el pueblo donde veraniego. Pero claro está que esa fecha tan especial la quería celebrar con la gente de aquí, la cual veo día sí y día también.
Al volver del viaje, y unos días más tarde para coincidir en viernes, mis amigas y yo decidimos ir a cenar a casa de Bel y luego irnos de discoteca. Eran las nueve y media que entraba en casa de Bel, por una puerta que da a un comedor de lo más acogedor, cuando justo entrar, una avalancha de globos y gritos felicitándome me acribilló. Mis amigas me habían preparado una fiesta sorpresa con cena incluida. Había música, globos, adornos y una larga mesa con pizza, pollo rebozado, tortilla de patatas, ensalada y muchas cosas. Me hicieron sentar en el cabezal de la mesa dónde me esperaba una corona brillante y una banda de color lila, que colgaba del hombro derecho hasta la cadera izquierda y ponía “Soy el 99% perfecta”.
Nos sentamos a cenar, a mi lado izquierdo tenía a Bel, a Marina y a Carla; y a mi lado derecho tenía a Merins, a Natalia y a Anna. ¡Estaban las seis guapísimas!
Cuando las vi explicándome los líos que habían tenido para prepararlo todo, para que no me enterara, para que fuera especial y así lo sintiera yo; en ese momento, me di cuenta que ellas son mis amigas de verdad. Lo que a veces me enfada de ellas no importa, porque son pequeños roces comparado con todos los magníficos momentos y lo mucho que nos queremos. No hay nada mejor que tener a personas que siempre están ahí. Ese día pude valorar lo que no tiene precio.
Gracias amigas.
Laura